Las erupciones en el neonato constituyen siempre un signo de alarma, puesto que no siempre es sencillo distinguir lo grave de lo banal o fisiológico, por muy acostumbrado que esté uno a ver recién nacidos.
Lo que tenía Michael se denomina melanosis pustulosa transitoria neonatal (MPTN), y constituye una alteración benigna y autolimitada de etiología desconocida que se caracteriza típicamente por la presencia de lesiones vesículo-pustulosas superficiales que se rompen con facilidad convirtiéndose en máculas hiperpigmentadas. Considerado un trastorno en general poco frecuente (afecta a menos del 1% de los recién nacido), es especialmente prevalente en bebés de piel negra (en este grupo la incidencia es de un 4,4%), hecho que vale la pena tener en cuenta. No se ha asociado a infecciones maternas ni a la exposición a sustancias tóxicas.
Como hemos adelantado, clínicamente se caracteriza por la aparición de vesículas y pústulas sobre una piel sana (no eritematosa), localizadas preferentemente en la frente, mejillas, cuello, espalda y nalgas, siendo excepcional que se afecten palmas y plantas. Las lesiones iniciales suelen resolverse en pocos días de manera espontánea (menos de 2 semanas), y tras la ruptura de las pústulas persisten máculas hiperpigmentadas con un collarete descamativo que pueden persistir durante varias semanas (y en ocasiones, como en el caso de Michael, las lesiones hiperpigmentadas ya se encuentran presentes en el momento del nacimiento). Nunca se asocia a afectación del estado general. Seguramente lo más importante a tener en cuenta es el diagnóstico diferencial, ya que la MPTN puede simular otras erupciones neonatales, como el eritema tóxico del recién nacido, el acné neonatal, la miliaria pustulosa, la acropustulosis infantil, la pustulosis cefálica neonatal transitoria, o la foliculitis pustulosa eosinofílica. Pero lo que más nos va a quitar el sueño es descartar una infección sistémica con consecuencias peligrosas (candidiasis congénita, herpes simple neonatal o varicela neonatal) si no instauramos rápidamente el tratamiento adecuado. Para realizar un correcto diagnóstico, además de la sospecha clínica, nos puede ayudar realizar una citología mediante un frotis (en presencia de lesiones pustulosas), donde observaremos abundantes neutrófilos, en ocasiones con escasos eosinófilos y celularidad normal. Si practicamos un cultivo de alguna de las lesiones, será negativo. La biopsia no es casi nunca necesaria, pero si la llegáramos a realizar veríamos pústulas intra o subcórneas con neutrófilos y algún eosinófilo. Las máculas pigmentadas muestran un incremento de la pigmentación basal y suprabasal, sin incontinencia pigmentaria. Lo más importante es que se trata de un cuadro sin trascendencia clínica, así que nuestro trabajo (aparte de excluir otros procesos) será el de tranquilizar a los padres y no recomendar tratamiento alguno (las lesiones se resuelven espontáneamente). Eso fue lo que hicimos con Michael: Nada. Bueno, volvimos a verlo en la consulta al cabo de un mes, y pudimos comprobar como las lesiones se habían resuelto. Caso cerrado.
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Artículo original:http://www.dermapixel.com/2017/02/melanosis-pustulosa-transitoria.html